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miércoles, 1 de octubre de 2014


"Si se ha ganado la entrada,
 cualquier suceso sirve a tu vida".

                 (Yüan-wu, 1063-1135)

La primera vez que leí esta cita fue en un libro de Daitsen Teitaro Suzuki, que adquirí en una librería de viejo. Corrían los años ochenta y, por aquel entonces, no comprendí en absoluto su significado. Recuerdo que Chumpéterigual que me pasó a míse detuvo en ella al verla subrayada. Que este tema se haya cruzado en su camino me da esperanzas de que algún día comprenda la verdadera naturaleza de la mente y deje la botella de Havana.

- ¿Y esto? -me dijo.

Me encogí de hombros por toda respuesta. Nada podía añadir para resolver su curiosidad.

- ¿Por qué la has subrayado entonces?

- Cuando adquirí el libro, ya lo estaba -dije-. En ocasiones me planteo si no estaré soñando que estoy despierta -añadí en voz alta.

- A mí esas paradojas que tanto te gustan, no me van -dijo secamente-. Yo creo que hay que bajar la pelota al suelo.

Una tarde (uno de esos días de otoño que nos tropezábamos sin quedar, callejeando por Lavapiés), me regaló -únicamente "porque sí"- un libro de Dogen, en cuyo epígrafe podía leerse este pensamiento del autor:

"No hay ningún lugar
 si no hallas tu lugar
 en este lugar”

- A ti esto, ¿qué te dice? -le pregunté, sabiendo que la respuesta, de haberla, solo podía venir en su caso de la mano de los pensamientos hilvanados el otro día. 

Chumpéter no dijo nada y ahí quedó varado el tema hasta otra ocasión. En su lugar, me levantó dolor de cabeza hablando de Economía, mostrándome sus gráficos con recuentos de la onda de Elliot y todo eso. La pasión que ponía y su ofuscación era tal que tuve que guiar nuestros pasos por los dos. La paz que se respiraba en el Botánico, donde el entorno obliga, detuvo toda su charla inútil y calmó en mí el deseo de escapar de su agobiante compañía. Pude desconectar del todo cuando nos sentamos en un banco frente a un centenario flamboyán caribeño, mi escenario preferido. Así estuvimos en silencio durante más de una hora, atrapada la atención por el gorjeo de las aves. 

No es manteniendo la quietud exterior donde el ser humano encuentra su lugar, me hubiera gustado decirle de haber pasado hoy lo del Botánico. En aquellos momentos ignoraba que la cita de Yüan-wu se refería, más bien, a subirse a todas las olas surfeando. Sin escoger, sin separar las buenas de las malas, sin perseguir, sin rechazar.

Sintiéndome viva y sabiéndolo.

Saleta.

4 comentarios :

  1. Me gustó esa frase final, sobre hallar el lugar aquí... es que uno, vaya donde vaya, siempre se lleva puesto...
    Saludos van...

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  2. Una lástima la energía que gastamos en la búsqueda.
    Gracias, Agustín.
    Otro saludo.

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  3. ¿Y cómo es que yo no me había enterado de que zarpaba Saleta? Dime que todavía estoy a tiempo. Siempre me intrigó su vida. La de Saleta y Xúmpeter. Me sumo a la alegría de estar aquí y ahora en este lugar.
    Un abrazo enorme Pepe.

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  4. ¿Y cómo es que yo no me había enterado de que zarpaba Saleta? Dime que todavía estoy a tiempo. Siempre me intrigó su vida. La de Saleta y Xúmpeter. Me sumo a la alegría de estar aquí y ahora en este lugar.
    Un abrazo enorme Pepe.

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